A veces florecemos de forma fácil... Otras veces florecemos con ayuda... A veces florecemos cuidadas y acompañadas con todo tipo de protección... Otras veces florecemos lenta y pausadamente a nuestro ritmo... A veces florecemos todo el año, ...y otras sólo por temporada. A veces florecemos para otras y otros... Y a veces florecemos de forma silvestre, sin importar quien nos vea. A veces no nos queda más que florecer en la adversidad, incomodando y sin pedir permiso. ¿Cuál es tu forma de florecer? Recuerda, florecer bonito. Envíame un mensaje si deseas volver a ti, recuperar tu maravillosa vida y reconectar con tu poder personal y único. Envíar un mensaje aquí Me encantará acompañarte a florecer. Psic. Cynthia Sosa Infante Terapeuta de mujeres
Todo empezó con un anheló, con una visión, con un deseo de tener algo propio. Siempre me he considerado una soñadora, aunque a veces no me sale muy bien. Me gusta visualizar cosas, soñar e imaginarme en situaciones futuras a mi cotidianidad. Siempre comparto esas ideas entusiasmada, aunque sepa que la respuesta pueda ser no tan positiva. Muchas veces me han llamado "loca" por lo que cuento, pero eso no me ha importado. Sé que las personas que han hecho grandes cambios en el mundo, que innovaron, que hicieron una diferencia, en un principio fueron llamadas locas. No creo estar descubriendo el hilo negro, ni cambiando radicalmente el mundo, pero sí sé que estoy aportando mi granito de arena para hacerlo mejor. Primero fue la creación del logo hace algunos años, aún recuerdo la emoción de ver los bosquejos y la indecisión de elegir el nombre. Después fue la compra de dos ventiladores, que no tenía donde instalarlos pero sabía pronto llegaría un techo donde ponerlos. Luego lle...
—¿Te gusta tu trabajo? Fue la pregunta de una clienta esta semana. Sin dudarlo respondí: —¡Me encanta! Y la pregunta vino porque, desde su perspectiva, relaciona mi trabajo con la tragedia. Reconozco que mucho tiempo tuve una idea similar sobre mi trabajo como psicoterapeuta. Pensaba en lo terrible que era que las personas tuvieran que acudir a mí, ya que eso implicaba que algo malo estaba pasando en sus vidas. Afortunadamente, mi perspectiva ha cambiado. —Yo no trabajo con las tragedias de las personas. Yo las acompaño a florecer. Agregué. No quiero decir con esto, que niegue el dolor o las circunstancias adversas que atraviesan las personas que acuden a psicoterapia conmigo. Lamentablemente, algunas son muy fuertes y muy dolorosas. Sin embargo, he elegido una forma de acompañar ese dolor que, para mí, hace una diferencia. Además de acompañar a florecer, me gusta pensar mi trabajo como una invitación a disfrutar más la vida. No siempre hay dolor y tragedia...